(Día 2, Bermejillo, Dgo. – Cuatro Ciénegas, Coah)
Me despierto, pese a todo descansé bien y estoy con ganas de emprender lo que según yo podría ser el mejor día de mi viaje. No sabía nada de la ruta que me esperaba, pero conocer Cuatro Ciénegas había generado una gran expectativa en mí. Son las 8am y ya tengo prácticamente mis cosas listas y arriba de la DR. Esther, la recepcionista del Hotel Las Palmas me dice que ya está lista, sólo espera a su relevo y partiremos.
Veo que sale del hotel en su carro con su niña y sus mascotas, yo aún no termino de calentar la moto ni de ponerme casco y guantes así que cuando lo hago salgo a la gasolinera pues me había dicho que ella tendría que cargar combustible. Hago lo propio pero cuando veo el carro que creo es de ella me doy cuenta que no, arriba va un señor y creo que ya se me perdió, así que sólo me voy por la autopista y llego a Brittingham, pregunto por el camino que me llevará a Francisco I. Madero, Coah. pero un señor no sabe y en lo que me está diciendo de un camino que podría ser escucho un cláxon y es Esther que me grita “¡Vámonos!” y ya sin más me despido del señor y la sigo.
Tomamos la desviación que me había indicado el señor, que para mayor referencia de algún posible viajero, está indicado sobre la autopista Torreón – Cd. Juárez, junto a Brittingham como La Paz. El camino de terracería está en muy buenas condiciones para mi y la DR, pero Esther en su automóvil tiene que irse moviendo para evitar algunos baches e irregularidades del terreno. También hay trabajos de mejoramiento del pavimento con incorporación de cemento portland y de pronto nos tenemos que detener algunos segundos mientras las máquinas hacen sus maniobras.
En algún momento pasamos junto a una Granja Gema (no estoy seguro del nombre) propiedad de Lala. Me da asco o repulsión ver las vacas tan estrictamente fijas a estructuras, tan inmóviles y solamente siendo exprimidas. Creo que están mejor libres en el campo y no estoy en contra del aprovechamiento de su leche, pero ver esa forma de explotación aunque sea sólo por unos instantes me dejó un tanto perturbado.
En Gregorio Chávez mi compañera ocasional de viaje se va por su rumbo, nos despedimos y le agradezco el gran favor que me hizo al guiarme y yo sigo, llegando a las orillas de Francisco I. Madero encuentro la señal que me indica que estoy entrando al estado de Coahuila. Es la primera vez que la DR está tan al norte del país. En Francisco I. Madero desayuno en un lugar de tantos que hay aquí donde promocionan 3 gorditas x $10 y que es un fraude, son mini-gorditas que yo creo no sirven ni de postre; pido de las “normales” de $6 cada una y esas apenas y cumplen con su función de alimento. Desde Francisco I. Madero a San Pedro de las Colonias es una carretera de cuatro carriles y existe la peculiaridad de que hay muchas motos de trabajo circulando en ambos sentidos. Creo que aquí si hay una mejor aceptación por estos vehículos o al menos los dueños de algunas empresas han decidido inteligentemente utilizarlas aún para desplazamientos por carretera.
Frente a una gasolinera y sin haber otra cosa como un poblado o algo de interés hay un gran monumento dedicado a Lázaro Cárdenas, el que en opinión de muchos fue el mejor presidente de la historia de México, aún mejor que el polémico Benito Juárez. Aunque bueno, misteriosamente la historia no le ha hecho justicia y casi no se lee ni se recuerda como debería ser. En San Pedro de las Colonias encuentro un ambiente muy agradable, se respira una atmósfera tranquila donde puedes caminar sin preocupaciones por la calle. No parece ser un sitio colonial pero si tiene una historia reciente interesante, como por ejemplo que fue la capital del país durante diciembre de 1936 ya que ahí estuvo instalado Lázaro Cárdenas supervisando el reparto agrario de las haciendas algodoneras de la región.
A las 12pm comienzo el camino con rumbo a Cuatro Ciénegas. No se que esperar, tal vez hubiese sido bueno investigar un poco sobre esta carretera, pero al final así fue mejor. No se como describir este camino, es enigmático, solitario o tal vez no tanto, hay un tramo de casi 100km donde no hay mayor rastro de civilización que la carretera, su señalamiento y el cercado a los lados. No se ven cables de energía o cualquier otro, sólo hay un comedor a la mitad de este trayecto, el cual pasaría desapercibido en casi cualquier otra carretera, pero aquí está lleno de vida con unos tres trailers y cinco automóviles estacionados ahí mismo. Yo no me detengo, aunque por momentos me dan ganas de entrar en contacto con más personas, prefiero continuar mi solitario camino.
La inmensidad del desierto es inimaginable, o bueno, al menos así lo era para mi. Aunque si hay algo de vegetación que va cambiando conforme pasan los kilómetros y de pronto hay cerros o montañas en las lejanías los espacios son tan grandes que te pierdes un poco en el tiempo. No sabes si vas o vienes como el momento en que salí un poco de la carretera para sentir el desierto, en las llantas de la DR. Venía escuchando música y me quité los audífonos para escuchar. No escuché nada. Parece que ahí no hay vida, parece que el tiempo se ha detenido y tu sólo eres un espectador que no percibe nada. Creo que me hizo falta estar más tiempo ahí para compenetrarme y sentir el desierto, pero el sol pegaba fuerte, no tenía sombra donde resguardarme y además andaba solo, así que decidí regresar a la carretera pero al tomarla por un momento no supe hacia que lado dirigirme. Creo me hubiera sido de gran ayuda una foto-guía... Hice un poco de memoria y me dirigí a la derecha.
Así continúa el camino por mucho tiempo, por no tantos kilómetros pero contrario a lo que podría imaginarse no me aburro. Voy escuchando buena música y por momentos percibo distintos olores, olores verdes y amarillos y de otras fragancias nuevas para mi que llegan como golpes y me despiertan aún más de como vengo descubriendo nuevos paisajes, nuevas vegetaciones y una nueva esencia aparentemente muerta, pero en realidad sólo duerme y está lista para despertar en las noches, como sucede con los jóvenes que van de fiesta en fiesta y sólo conocen de la vida nocturna.
El camino de pronto se acerca a unas montañas donde tan sólo encuentro unas ligeras curvas pero donde lo realmente importante son los contornos de estas montañas que ignoro si algún día veré de nuevo, pero al menos por hoy pasaron por mi mente y por mi vida. Paso estas leves y casi insignificantes curvas para tan sólo entrar a otro mar de rectas, de desierto nuevo por conocer, no me siento cansado, voy descubriendo un nuevo mundo donde de pronto me encuentro con una construcción abandonada a la orilla de la carretera y la fachada que da a la vista de todos los que pasan dice en grandes letras negras sobre un fondo blanco: MONI DIME KE SI, LALO. Una declaración muy directa, no me paré a tomar fotos pues ya lo había hecho multitud de ocasiones antes de pasar por ahí, así que no quise detenerme de nuevo. Ahora me quedo con la duda ¿Que le habrá dicho Moni? O mejor aún: ¿Moni vió el mensaje? ¿Lalo tuvo el valor de mostrárselo? ¿Donde viven ambos? ¿Que es de ellos en estas fechas? ¿Ya se casaron? ¿Tienen hijos o se divorciaron? ¿Su vida fue como la imaginaron luego de preguntar y responder, respectivamente?
De pronto me encuentro con una gran montaña a mi derecha que parece los restos de un antiguo y extinto volcán, voy avanzando y me doy cuenta que algo especial está por ocurrir: el odómetro totalizador de la DR se acerca a las 10,000 millas, así que voy al pendiente, es un gran acontecimiento para mi. No me gusta el sistema inglés, pues estoy en contra de la lógica con que está establecido (1 yarda = 3 pies, 1 pie = 12 pulgadas, etc.; me parece un sistema hecho a sentimiento y sin bases científicas), pero así viene equipada mi DR, fabricada en Japón y pensada originalmente para el mercado estadounidense pero que llegó a México en sustitución de la mítica TS185, una de las últimas 2 tiempos de Suzuki. Son 10,000 millas, algo así como 16,093.47km que tal vez no dicen nada, que en un carro sólo te indica que ya no es nuevo, pero que en una moto como esta DR alias “la Dottora”, la GN “Trigger”, la “Bonnie”, la “Señora”, la “Suzu” y demás motoruteras representan sentir el camino rodar bajo los pies, paisajes increíbles vistos desde otra perspectiva, la emoción de tomar buenas curvas, conocer gente en el camino, rodar con una “mochila” especial, compartir con más personas la pasión de andar en moto. Son las primeras 10,000 millas que nos tomaron en un sitio inesperado, como debe ser. Son las primeras 10,000 millas que son el principio de algo más grande, de más y más kilómetros y rodadas, siempre contigo, siempre contigo y tu compañía...
A partir de aquí la carretera comienza a rodear en el sentido de las manecillas del reloj la gran montaña que simula un antiguo volcán y así se va descubriendo un nuevo valle para mi, que resulta ser el Valle de Cuatrociénegas. Las sorpresas comienzan, veo al fondo un gran espacio al parecer de arena muy blanca a comparación de la que me venía acompañando en mi seco trayecto. Hay algunos pequeños poblados y en ellos ya se ven letreros alusivos al Área de Protección de Flora y Fauna de Cuatrociénegas. Me encuentro primero con el acceso a las Dunas de Yeso y llego a preguntar a las personas que están en el acceso sobre las lagunas de Cuatrociénegas, pues creo son las primeras personas que veo desde que salí de San Pedro de las Colonias (dos horas y media más temprano).
En lo que charlo con estos sujetos pasa una motocicleta naranja, también doble propósito, aparentemente de cilindrada grande y circula en la misma dirección que yo llevo. Me voltea a ver y como en un principio vi que era posiblemente una KTM pensé que estaba tripulada por un extranjero. Dejé sin visitar las Dunas de Yeso (hecho del que mas tarde me arrepentiría) y continué un poco rápido con la esperanza de alcanzar a la moto anaranjada pero entonces veo que está detenido a un lado de la carretera tomando fotos de las Dunas de Yeso en la lejanía.
Me sigo y paso por la Poza Las Becerras o La Becerra y aunque parece un lugar con buena infraestructura turística y donde aparentemente se permite nadar en esta poza, está cerrado por recuperación de niveles. No se muchos detalles, pero alguna vez leí que una gran empresa lechera estaba extrayendo agua en sitios cercanos a el Valle de Cuatrociénegas, lo cual disminuía los niveles de agua en esta Área Protegida. También creo recordar que se expidió un Decreto Presidencial para que esta empresa dejara de explotar estos mantos pero ignoro los hechos que sucedieron luego de la emisión del Decreto. Espero que finalmente haya ganada la razón y en la práctica no se realicen extracciones dañinas de agua. Tal y como me lo habían indicado las personas encargadas del acceso en Dunas de Yeso llego a Poza Azul rápidamente y justo ahí me alcanza Jorge González, que es como se llama el piloto de la KTM 950 Adventure.
Luego de una rápida presentación y de pagar el derecho de admisión, recorremos la sala donde hay diversas fotografías y cuadros con explicaciones sobre todo lo que se puede encontrar en el Valle de Cuatrociénegas y sus características particulares o lo que lo hace especial. Luego pasamos a una laguna que sirve de área de rescate de la tortuga de bisagra.
Continuamos ya en las motos directo hasta la Poza Azul, sin detenernos en algunos sitios que se encuentran en el camino pues mi compañero lleva algo de prisa pues quiere regresar ese mismo día a Monterrey (a 299km de ahí). Poza Azul es uno de los más de 500 cuerpos de agua que se pueden observar en este Valle, que son verdaderos oasis en medio de un desierto en el cual sólo se registran precipitaciones pluviales de 186mm al año. Poza Azul en el aspecto puramente visual es espectacular, pese a que el oleaje provocado por el fuerte viento no permitía apreciar el fondo de la laguna ni ver más allá en la profundidad de la poza los azules y verdes que se aprecian son increíbles. Mejor les dejo unas fotografías.
El Valle de Cuatrociénegas es único por las especies endémicas de la región y porque las condiciones de sus pozas son análogas a las condiciones de vida en la Tierra hace 550 millones de años, llegando a ser comparado en este aspecto con las Islas Galápagos, pero en tierra. Algo de lo más impresionante sobre este sitio es que aún permanecen estrambolitos, que son bacterias que inventaron la fotosíntesis y que prácticamente permitieron la vida en este planeta. De hecho la NASA ha estudiado en el sitio estas bacterias como posible origen de vida en otros planetas. Lamentablemente los estrambolitos son muy sensibles a los cambios en los niveles de agua y al estar expuestos a la superficie, mueren. Y particularmente en Poza Azul esta disminución en el nivel del agua ha ocasionado la pérdida de estrambolitos (información del guía que nos orientó en el lugar).
Hay muchísimo más que decir de Cuatrociénegas, pero para lo cual es necesario investigar un poco en fuentes dedicadas de manera más formal a este lugar tan especial, pero mejor aún es ir y conocerlo por ti mismo; respetando siempre el entorno, particularmente este lugar que es único a nivel mundial. Aún en la Poza Azul se despidió Jorge pues tenía prisa por tomar el regreso a su casa. De él me gustaría decir que es un tipo amable, jamás tuvo una actitud de “zeus” pese a traer una moto más exclusiva que una BMW, charlamos un poco de mi viaje y de varios que él ha emprendido como ir hasta Campeche (no recuerdo exactamente el sitio a donde fue), a Chihuahua, Texas, etc. Ya una vez que se marchó Jorge sólo estuve unos momentos más en la Poza Azul, luego regresé al acceso de la misma, pero en el trayecto pude ver algunos letreros en el camino con datos interesantes, así como también pude caminar por el Sendero autoguiado “El Borbollón”, el cual es un pasillo de madera con pasamanos que pasa sobre terrenos húmedos donde hay un riachuelo y canales naturales de esos que llevan el agua entre los distintos cuerpos de agua del Valle de Cuatrociénegas. A lo largo de este Sendero hay diversos letreros (donados por Grupo Industrial Monclova) con información sobre las características del lugar y de la flora y fauna que ahí se encuentra. Puedo citar los siguientes: “Desde aquí se pueden identificar 6 sierras que rodean el Valle, para ubicarlas hay que observar alrededor y comparar el entorno”, “No es común encontrar lugares con tanta diversidad de plantas y animales, únicos en el mundo, como el Valle de Cuatrociénegas”, “Con alto contenido de calcio, magnesio y sodio este suelo nos revela la existencia prehistórica de agua marina, de hace más de 65 millones de años”. Durante todo este viaje creo el animal que vi más frecuentemente fueron varios correcaminos atravesándose en la carretera a lo lejos, pero aquí justamente en el Sendero autoguiado “El Borbollón”, sobre el pasamanos vi una pequeña lagartija que de pronto huía ante mi presencia, pero creo que me gané su confianza al permitirme que le tomara la siguiente foto (mi cámara tiene un zoom óptico de 3x):
Ya luego de pasar un tiempo escuchando el sonido del agua golpeando contra la cavidad del terreno por donde circula, a manera de borbollón (hay video pero no se escucha bien y es mejor que tú mismo estimado lector estés ahí para sentir esa presencia donde suponías no la habría), decido regresar a donde dejé estacionada la DR y en el acceso a este sitio, a Poza Azul, pregunto a los guías y encargados si estaba permitido acampar ahí, como era mi idea original; me indican tajantemente que no, pero que avanzando 200m por la carretera encontraría Río Mezquites, otra Área Protegida dentro del Valle de Cuatrociénegas y donde posiblemente me sería permitido acampar.
Luego de algunos kilómetros de terracería en regular estado llego a la entrada de Río Mezquites, el cual nace de la convergencia de un gran número de cuerpos de agua y forma a su paso por el valle importantes humedales en los cuales anidan un gran número de especies de fauna que solo habita en éste lugar. Saludo a los señores encargados del lugar y me indican que si es posible acampar por una módica cuota de $120 y que ofrecen como seguridad la presencia de un velador. Desde hace tiempo tenía la intención de acampar en el desierto y ver una noche estrellada desde un sitio así, pero el intenso viento que comenzaba a soplar desde hace dos horas por el sitio me hizo dudar, les consulté a estas personas de avanzada edad y uno de ellos me dice que efectivamente cree que ese viento se mantendrá por toda la noche, lo cual además de incómodo por el excesivo frío que pudiera pasar, pudiera ser hasta inseguro por la falta de estacas para mi casa de acampar. Así que luego de pensarlo un poco decido ir a Cuatrociénegas donde buscaría hotel para pasar la noche.
Llego a Cuatrociénegas casi a las 5pm con muchísima hambre y luego de dar una rápida vuelta por el centro me voy al restaurant que a primera vista me invita a disfrutar a un precio no tan elevado. Incluso llego a pensar que el sabor podría ser malo. Pero apenas entrar a el Restaurante “El Doc” me doy cuenta que el lugar vale la pena, no tiene lujos, todo está limpio y en su lugar y los comensales que ocupan la mayor parte de las mesas disfrutan de sus respectivos platillos. La atención es excelente, pedí una arrachera que me supo como la mejor que he probado en mucho tiempo y a un costo justo. Quedé satisfecho y así me dirigí a buscar hotel, ya con más ganas de descansar para luego salir a conocer el centro histórico.
Al caminar por las calles de Cuatrociénegas te sientes seguro, ves muchos turistas, algunos extranjeros y hasta parece que por momentos ha desaparecido ese ambiente de inseguridad que domina la mayoría de las ciudades de nuestro México en la actualidad. Realmente no conocí mucho de Cuatrociénegas, sólo la plaza principal, la iglesia y presidencia municipal y algunas de sus calles. Hay un museo que me quedé con las ganas de visitar pues ya estaba cerrado al igual que otros probables sitios de interés. Algo que me pareció peculiar es que los edificios de la iglesia principal y la presidencia municipal comparten un patio, es decir, no se distingue donde termina la propiedad de cada uno. Me quedé con ganas de pasar un día exclusivamente en este pueblo, que seguramente entra en la categoría de Pueblos Mágicos, pero sabía que aún me faltaban más paisajes y kilómetros por conocer.